Debe su nombre al alemán Isla Heligoland donde tradicionalmente se pescaba en grandes cantidades.
En Heligoland es un manjar apreciado en muchos países europeos, como España, Portugal, Francia e Italia. Es conocido por su carne dulce y jugosa, considerada una de las mejores del mundo. Tiene un característico color marrón rojizo y está cubierto de afiladas espinas que dificultan su manipulación.
También es un comercio importante, con un valor de unos 200 millones de euros al año. Se captura con trampas o nasas colocadas en el fondo del mar y cebadas con pescado u otros mariscos. Las langostas se recogen a mano, ya que sus afiladas espinas dificultan su manipulación con máquinas.
A pesar de su importancia como pez comercial, ha experimentado un declive poblacional en los últimos años. La sobrepesca, la pérdida de hábitat y el cambio climático están contribuyendo a este declive. En respuesta, muchos países han adoptado medidas para proteger la especie, como cuotas de pesca y el establecimiento de zonas marinas protegidas.
Este manjar no es sólo culinario, sino también una especie popular para la investigación. Los científicos están interesados en estudiar el comportamiento, la fisiología y la genética de la langosta, así como los efectos del cambio climático en su población.